Santa ella

Veo el video y me asalta como un olor a perro cocido. No cocido como el borracho (deducción) -terrorista de la pista (figuración)- Asnar, greñudo penepáusico y traidor al pueblo español, sino a perro, a can, a mamífero cocido y humeante. Creo notarme manojos de pelo correoso en la boca, que se estiran amarrados entre los dientes, de ese color castaño-verdoso (asqueroso) del pelucón de esta Santa Rita. Esa que mantiene a sus chiquets valencianos en barracones mientras pone bonica la ciutat. Zorrúpeta de tomo y lomo, de mucho lomo y mucho tomo de todo y no doy nada.

Amiga de quienes casi nadie quiere: que amenaza con llevar a La joya de la Corona a la Moncloa, a este infame trotona de Pontevedra (eso dicen), a este casado en nulas nupcias por si las voces (y dicen otra vez), a este niño de las fuentes y demás agujeros de los que fue saltando tras chapuzón no deseado, como de flor en flor -como mariposa, que dijo el este otro: Alfonso Guerra- con más vidas que los gatos (a costa de imitar de ellos la inteligencia que, aunque nos gustan, se dice que no tienen, y que me duele, mira que son bonitos, he aquí una diferencia, o me equivoco y lo que no tiene es caracter, aunque se lo insuflan por electroshock todas las noches, a eso de las 9, que no necesita de la hora del polvo, o que no quiere y que va directo a la cama con dolor de cabeza, como excusa y con certeza). Cuyo apendizoide bucal dijo un gallego que "E que ten unha lígua que non lle cabe na boca, parés un bisté!" y que seguro que huele tal que asá, asada y remordida y hecha una bola fibro-acuosa en boca de niño castigado.

Que los hay de derechas sin más, y algunos auto-inmovilistas a propano desgastado y descastado, y también neocons (cons de conspiratorios y consuputamadre) y liberales con otro neo delante que tanto montan con los terceros que montan tanto con el montante resultante del atajo de derechones, franquistas abundantes y primoderiverianos descolocados, que hasta los falangistas llaman fachas y demás "CreoQueVoyASerYos" y herederos con posibles de pequeñas y medianas empresas y sin posibilidad de las grandes, excéntricos a-ver-qué-absurdo-defiendo-hoy-para-poner-a-prueba-mi-intelecto-y-retórica-avanzada y otros trasnoches y mochuelos circundantes del bigote pajotudo de Jitlerito el Breve.

Y que vuelvo a la señora y más bien poco a la señera, que me asusta como alien en vater, agarrá al azulejo, corra yo lejos y no me baste, y que darme asco es poco, y me produce urticaria y flojera riñonera, casi vértigo y ganas de morirme. Que me pesa sin pesarla, y no su sólida, su líquida masa que me empapa de arena de playa, astillosa y polvorienta, pringada de afeites antiguos y molesta hasta decir basta. Que condensa en Una, Grande y Lliure setenta y tres perlas y otras dos en las orejas como setenta y cinco huevas de merluza semen flavoured, de palabreria y entonación cazallera, presuntuosa y suficiente.

Y que por Dios, que el clan del marmol no encuentre herencia; por Dios, que el clon de Warhol no asfalte Valencia. Que no nos tomen el pelo, que no se lo ingerten al otro en el cap , que no lo use en sus alfombras presas.

Yo mientras -que dijo el valenciano y gran Paco Ibañez tras el más grande aún, y gaditano como las huevas, como sus huevos, Rafael Alberti-:

"a galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar"